15 noviembre 2010

PARA QUE SE LES PONGAN LOS PELOS DE PUNTA!

Pongan mucho cuidado: Esto sucedió hace poco y aunque parece arrancado de las páginas de cualquier historia de Alfred Hitchcock. Dicen que fue real.


El lugar: Carretera Cali - Buenaventura:


Un hombre llamado César Mendivelso, estaba parado a la orilla de la carretera en medio de una oscura y tenebrosa noche pidiendo un aventón, a la vez que estaba cayendo una tremenda tormenta.

 

Pasó un tiempo pero nadie paraba.. La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3 metros de distancia. De repente vio como

  un extraño carro se acercaba lentamente y al final se detuvo.


El señor, sin dudarlo por lo precario de su situación, se subió al carro y cerró la puerta. Volteó y se dio cuenta con asombro y horror de que nadie iba manejando el carro. El miedo lo tenía petrificado.


El carro arrancó suavemente, muy, pero muy lentamente. El tipo miró hacia la carretera y vio con terror que adelante había una curva. Asustado, sin atreverse a saltar, comenzó a rezar e implorar por su salvación, al advertir su trágico destino. El tipo
no había terminado de salir de su espanto, cuando justo antes de llegar a la curva, entró una mano tenebrosa por la ventana del conductor y movió el volante lentamente pero con firmeza.

 

Se aferró con todas sus fuerzas al asiento, e inmóvil e impotente vio como sucedía lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la tormenta aumentaba su fuerza. El tipo, sacando fuerzas de donde ya no quedaban, se lanzó del carro y se fue corriendo hasta Lobo Guerrero que era el pueblo más cercano. Deambulando, todo empapado, se dirigió a una cantina que se percibía a lo lejos. Entró a ella y pidió dos "tragos" dobles y temblando aún, les empezó a contar a todos la horrible experiencia que acababa de presenciar.


Se hizo un silencio absoluto ante el asombro de todos los presentes. El miedo y el terror asomaron por todos los rincones del lugar.


Como a la media hora llegaron dos personas eran unos negros, todos mojados y uno le dijo al otro, en tono molesto:

..."Mira Calimeño, allá esta el hijueputa que se subió al carro cuando lo veníamos empujando"...

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