30 abril 2010

La granja de Cadáveres

Entrada principal a la Granja de Cadáveres

En Tenessee, Knoxville podemos encontrar un lugar muy especial: El Anthropological Research Facility, más conocido por Body Farm (” la Granja de Cuerpos”) donde 50 cadáveres están expuestos a diferentes condiciones ambientales: en el agua, sobre la tierra y al sol o protegidos por plástico, colgados de un árbol, metidos en un ataúd, decapitados, mutilados, semienterrados , encerrados en el maletero de un coche e incluso embalsamados. No nada caprichoso ni fruto de la mente de un psicópata, sino quizás el experimento más osado realizado en antropología forense. 

Campo de entrenamiento: Agentes del FBI revisando todo, desde escarabajos hasta fluídos corporales

Así permanecen a su evolución durante días de paciente observación por el antropólogo para llegar a comprender el proceso postmorten que lleva a la completa descomposición e incluso desaparición de un cadáver. Quizás no exista otro método para llegar a conocer el momento en que se produjo la muerte. 

 
La idea de esta granja tan especial fue de Bill Bass, quién aún sigue supervisando su granja aunque es su alumno Richard Jantz quién la dirige en la actualidad.

Tras una imprecisión en la datación de uno de sus casos, el del coronel Shy que había fallecido en la guerra de secesión, este antropólogo se puso por meta establecer con la mayor precisión posible la data de la muerte y para ello nada mejor que observar el cadáver en los diferentes medios en los que puede producirse su descomposición: nace la granja de cadáveres en 1977 que en la actualidad es única en el mundo. Allí se anota, día a día todos los procesos transformadores del cadáver y las diferentes influencias que modifican estos procesos. 



Dr. Bass examinando un cadáver luego de una breve estadía a la interperie

En la putrefacción cadavérica hay cuatro fases que se suceden de forma más o menos regular : la más reciente es la fase cromática, que comienza a partir de las 24 a 36 horas, aunque es muy variable dependiendo de las condiciones medioambientales. La siguiente es la fase enfisematosa, donde el cadáver se hincha . La tercera fase es la colicuativa y por último la de reducción esquelética. Cada fase tiene su fauna característica. Insectos que al olor propio de cada estadío cadevérico, acuden al cuerpo y facilitan su destrucción. Pero esto también es muy variable. Los insectos tienen sus preferencias y necesitan unas condiciones para poner sus huevos, desarrollarse y pasar a la siguiente fase de larva e insecto adulto. Algunos no acuden al cuerpo sino hay luz, o sol, o si se modifica la temperatura o la humedad. Estos cambios pueden propiciar que un cadáver no tenga fauna o que sea colonizado por un tipo diferente de insectos a los que eran de esperar para el lugar donde fue hallado.
 




El antropólogo forense Bill Bass, izquierda, y su co-autor, Jon Jefferson, examinan un cuerpo

El estudio de estos ciclos, de estas transformaciones en el cadáver son de esencial valor en la datación de la muerte y no pocas veces ayudan a ajustar el tiempo transcurrido desde la misma, el lugar donde ocurrió, que no siempre es el mismo donde fue hallado el cuerpo, e incluso las circunstancias en que ocurrió, ya que por ejemplo, en las heridas y orificios causados por armas de fuego, armas blancas y otros agentes lesivos, suelen iniciar la colonización algunos tipos de insectos y a veces, aunque el cadáver esté parcialmente destruido, puede orientar sobre la localización de determinadas lesiones . Este tipo de descomposición se llama descomposición diferencial y pone sobre aviso al investigador.
 


Cuerpo de aproximadamente 15 días

Encontrar insectos diferentes o de varias especies simultaneamente, puede hacer sospechar el traslado del cuerpo del lugar donde se cometió el crimen. El ciclo de los insectos tiene un patrón muy definido. Este este hecho lo que le da valor como elemento objetivo para determinar el intervalo postmorten.
 

Gusano típico

En torno a los factores de la descomposición del cadáver no se deja ningún dato al azar y también el olor que desprende puede ser objeto de análisis científico y muy útil a la hora de localización de personas desaparecidas de las que se sospecha su muerte. Por ejemplo, los perros entrenados para localizar cadáveres detectan los marcadores biológicos que desprende el cuerpo en descomposición. Se está ensayando con las llamadas ” narices artificiales” que serían capaces de responder a estos mismos estímulos absorbiendo el aire que se inyecta a un tubo y después a un espectrofotómetro de masas que identifica los compuestos químicos específicos. Esto ayudaría a localizar con una unidad portátil un cadáver a distancia.

Otras cuestiones de interés en investigación criminal son el foco de atención de la antropología forense, como los casos de cadáveres parcialmente destruidos por el fuego. En la granja se realizan también experimentos en este tema para conocer los efectos del fuego sobre el cadáver, de gran ayuda para diferenciar si el cuerpo hallado en el foco de un incendio era ya cadáver al producirse este. Un ejemplo: el cuerpo carbonizado suele adoptar la postura del boxeador con los músculos de los brazos, dedos y piernas flexionadas en postura pugilística ; si en cuerpo carbonizado , hallado en un incendio no adopta esta postura podemos sospechar que no murió en el incendio.
 

 

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